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domingo, 25 de septiembre de 2011

Los Tremendos Jueces

Si ustedes no quieren creerme, están en su derecho, pues como de antiguo se dice: cuento es cuento y como me lo contaron se los cuento.

Resulta que hace unos días, los señores jueces de un importante puerto peruano, habían citado “para que escuche sentencia”, al hijo de un clamorosamente reconocido exportador de cocaína, a quien –digna astilla de mejor palo- se le había sorprendido tratando de enviar al extranjero, algo así como tres toneladas de dicha coquetona droga.

Claro que antes, el muchachón había agotado todos los recursos posibles a través de un costoso pool de abogados, pero la ley es la ley y había llegado el momento crucial de enfrentar a Doña Justina, que le dicen los choros.

Y entonces, pues, ya frente al severo tribunal, este jovencito- cuya fotografía, curiosamente, no ha publicado ningún diario hasta ahorita, no sé porqué – vivió una experiencia surrealista digna de esas novelas que rematan la cueca apareciendo en la tele, estelarizadas por Al Pacino, o Robert de Niro, para que no se diga que en el Perú no hay creativos, mi estimado.

Sí pues. De repente, la severa sala del tribunal quedó a oscuras, lo mismo que todo el Palacio de Justicia, en tanto la localidad en pleno, seguía gozando de energía eléctrica. Y como ustedes comprenderán, la Justicia será ciega, pero sin luz, tampoco, tampoco ¿no?

Y fue entonces, cuando el tintinear de una campanilla, precedió a la augusta voz del Presi del combo diciendo: “En vista de este acontecimiento de fuerza mayor, se suspende la lectura de sentencia hasta el próximo jueves”.

Y dicen las malas lenguas que lo que había en realidad, sucedido, es que todavía no estaba “arreglado” el charqui del olluquito, faenón que se consumó al siguiente jueves, cuando ¡Oh surprise! El tribunal absolvió a este ejemplar hijo de su padre, nada menos que “por falta de pruebas”.

¿Qué les parece?

¿Un rico cau cau, no es verdad?



LOS ARGUMENTOS

“JURÍDICOS”

Pero como el drama suele cochinearse con la farsa, lo mismo que la verdad entre lo firme y lo bamba, aquí les cuento otra, a ver cómo les sabe.

Y esta, la viví de primera mano. Un redactor judicial de un diario que yo dirigía, logró interceptar un “correo de brujas”, cursado en ida y vuelta, entre un Presidente de Tribunal y el boga de un poderoso narco colocho apresado en Aucayacu.

El mensajito del boga decía: “Estimado Doctor: Ya le remití los argumentos jurídicos de la defensa de mi cliente. Espero su decisión al respecto”.

Y la suspicaz respuesta del tremendo juez, iba más o menos así: “los argumentos jurídicos presentados, son insuficientes. Creo que deben redoblarse”.

Naturalmente, a nadie sorprendió que el narco de la historia, fuera “legalmente” liberado, luego de un tira y afloja en la transacción de los correspondientes “argumentos jurídicos”.

Al día siguiente, el colocho, ni judoko, chapó su avión y se fue pa’ La Habana y no vuelve más, como cantaba un viejo rumbón de Nelson Pinedo.



INOCENCIA

“A PRIMERA VISTA”

Hay otra. Y su protagonismo corresponde a cierto boga que llegó a presidir un tribunal, al cabo de una sinuosa carrera de empalmes y chacoveos.

Resulta que el acusado, un capazote narco, iba entrando a la sala, libre de marrocas u otros agravios vergonzantes y entonces, como quien no quiere la cosa, (“no quiero/échamelo al sombrero”), cambió un paco de billetones de un bolsillo a otro, mientras guiñaba el ojo a su inminente juzgador.

Y entonces, este hombre de ley, que ya debe estar asesorando a Don Sata en algún enjuague de los demonios, exclamó en tono prosopopéyico: “Vamos a ver de qué calumnias acusan a este buen hombre… aunque ya voy viendo que es inocente”.

Y así mismito fue el toque, como dijo la violada, no contra su voluntad, sino contra la pared, según pudo comprobar la autoridad competente en el evento de reconstrucción dispuesto por el señor juez.



“ENTRE abogadoS

TE VEAS”

Y por último, según afirmaba el célebre “Cabo” Ayala, paladín del periodismo judicial y yunta del “Tío Gori”, las tres frases célebres del abogado, son las siguientes:

a) “No te preocupes”.- b) “El juicio está ganado”. –y- c ).- “Dentro de un mes sales, hermanito. Y dime qué cigarros fumas”.

¿Cuánto hay de verdad en estos cuentos? Si usted quiere saberlo, pregunte nomás con confianza. Total: Más sabe El Diablo, como siempre digo.
Fuente: Diario la Primera Perú

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